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Como Iglesia Evangelista, estamos comprometidos con la visión de Dios, que es la salvación del ser humano. Para lograr esto, Él está listo para restaurar, perdonar pecados y brindar ayuda; sin embargo, cada persona debe tener una disposición de fe y obediencia a su Mensaje, la Biblia.
Es lo que nos dice la Palabra de Dios en (Isaías 55:6-7)
‘…Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo; llámenlo ahora, mientras está cerca. Que los malvados cambien sus caminos y alejen de sí hasta el más mínimo pensamiento de hacer el mal. Que se vuelvan al Señor, para que les tenga misericordia. Sí, vuélvanse a nuestro Dios, porque él perdonará con generosidad…’
Para aquellos que viven sin Dios en su corazón, el Mensaje del Evangelio trae una esperanza viva: la esperanza de la salvación. Un Dios de amor y misericordia ofrece paz, el perdón de los pecados y la oportunidad de una Nueva Vida en Él. Creemos con convicción que la salvación es el regalo divino destinado a cada persona, y nos esforzamos por compartir esta buena noticia.
El Evangelio no solo transforma vidas individuales, sino que también tiene el poder de cambiar hogares, familias enteras pueden ser restauradas y llenas de paz y armonía cuando el amor de Dios llena sus corazones.
Es así como la conducta del hombre, a menudo corrompida por el pecado, puede ser corregida por el poder del Espíritu Santo a través de la Regeneración, un Nuevo Nacimiento espiritual, que permite a las personas experimentar una profunda transformación moral y espiritual.
Europa, al igual que cualquier otra región del mundo, necesita la luz del Evangelio, y la Iglesia tiene la responsabilidad de llegar a muchos lugares y compartir el mensaje de salvación con todas las personas.
Con fe y determinación, podemos ser instrumentos en las manos de Dios para llevar la esperanza a un mundo necesitado.
Seguro que muchos serán salvos por la palabra de nuestra predicación, y la gloria de Dios será manifestada en las vidas de aquellos que lo aceptan como Señor y Salvador.
Por este motivo, te invitamos a ser parte de esta visión misionera, compartamos el Evangelio con amor y compasión, y llevemos la esperanza de Cristo a cada corazón.
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Como Iglesia Evangelista, estamos comprometidos con la visión de Dios, que es la salvación del ser humano. Para lograr esto, Él está listo para restaurar, perdonar pecados y brindar ayuda; sin embargo, cada persona debe tener una disposición de fe y obediencia a su Mensaje, la Biblia.
Es lo que nos dice la Palabra de Dios en (Isaías 55:6-7)
‘…Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo; llámenlo ahora, mientras está cerca. Que los malvados cambien sus caminos y alejen de sí hasta el más mínimo pensamiento de hacer el mal. Que se vuelvan al Señor, para que les tenga misericordia. Sí, vuélvanse a nuestro Dios, porque él perdonará con generosidad…’
Para aquellos que viven sin Dios en su corazón, el Mensaje del Evangelio trae una esperanza viva: la esperanza de la salvación. Un Dios de amor y misericordia ofrece paz, el perdón de los pecados y la oportunidad de una Nueva Vida en Él. Creemos con convicción que la salvación es el regalo divino destinado a cada persona, y nos esforzamos por compartir esta buena noticia.
El Evangelio no solo transforma vidas individuales, sino que también tiene el poder de cambiar hogares, familias enteras pueden ser restauradas y llenas de paz y armonía cuando el amor de Dios llena sus corazones.
Es así como la conducta del hombre, a menudo corrompida por el pecado, puede ser corregida por el poder del Espíritu Santo a través de la Regeneración, un Nuevo Nacimiento espiritual, que permite a las personas experimentar una profunda transformación moral y espiritual.
Europa, al igual que cualquier otra región del mundo, necesita la luz del Evangelio, y la Iglesia tiene la responsabilidad de llegar a muchos lugares y compartir el mensaje de salvación con todas las personas.
Con fe y determinación, podemos ser instrumentos en las manos de Dios para llevar la esperanza a un mundo necesitado.
Seguro que muchos serán salvos por la palabra de nuestra predicación, y la gloria de Dios será manifestada en las vidas de aquellos que lo aceptan como Señor y Salvador.
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