LOS JUICIOS DE DIOS

Creemos y aceptamos que cada dispensación termina con un juicio; en ese orden encontramos, el juicio después de la gracia, conocido como el Tribunal de Cristo, ante el cual comparecerá cada creyente salvo para ser recompensado según su obra. 2 Corintios 5:10, 1 Corintios 3:13-15, Romanos 14:10.

“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10).

La gran tribulación termina con el juicio de las naciones. Mateo 25:31-46.

En el Juicio Final participarán todos los hombres que hayan muerto sin Cristo, y los que estén sobre la tierra en el tiempo de purificación. Este juicio se efectuará al final del milenio, y también se le conoce con el nombre de Juicio del Gran Trono Blanco.

“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:11-15).

La Iglesia no será Juzgada en este Tribunal, sino que ella misma intervendrá en el Juicio que Dios tiene preparado. “¿O no sabéis que los santos han de Juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser Juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?” (1 Corintios 6:2-3). “En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio” (Romanos 2:16).

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