Por el pecado de desobediencia, Adán y Eva, los primeros de la raza humana, cayeron de su estado original y Dios los expulsó del Edén. Desde entonces, por la desobediencia de un hombre, el pecado entró en el mundo.
“He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones” (Eclesiastés 7:29).
“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
“Porque, así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos” (Romanos 5:19).